Para el cumpleaños de Mercedez, Armando hizo que Castulo y los demás celebraran con ella, y ahora que Mercedez competía, Castulo y los demás también habían venido a ver...
Se decía que la relación entre Mercedez y Castulo
era muy buena.
Tan buena que incluso si Armando no estaba
y había alguna reunión, ellos también invitaban a Mercedez.
Castulo y los demás la había aceptado
completamente como uno de los suyos.
Quizás precisamente por esto, en estos dos
años, cuando Castulo y los demás la veían, se volvían cada vez más fríos con
ella.
Antes, ella también quería llevarse bien
con Castulo y los demás, pero ellos la despreciaban y no le daban oportunidad
de socializar.
Siempre fueron muy fríos con ella.
Ella tenía su orgullo, así que desde que
adoptaron esa actitud, ella no les insistió.
Pero cuando se veían, si era necesario,
ella siempre saludaba con cortesía, sin embargo, muchas veces lo que recibía
era su indiferencia, o incluso su desprecio.
Esta vez, Paulina decidió no hablar más y
se fue directamente.
Pero Castulo dijo: "A la Srta. Paulina
también le interesa la carrera?"
Su tono era frío.
Paulina captó sensitivamente su
insinuación... Estaba sospechando que ella había seguido a Armando hasta aquí.
Se giró y dijo con voz fría: "¿Qué
quieres decir?"
Castulo no se sintió avergonzado por haber
descubierto a Paulina: "Solo me parecía curioso que a alguien como la Srta.
Paulina le gusten las carreras, no parece su tipo de interés
"¿Mi tipo de interés?” Paulina lo
miró: "Se Castulo, ¿somos acaso íntimos? ¿Me conoce bien? Si el Sr. Castulo
cree que me conoce tan bien, ¿por qué no me dice que tipo de persona soy?”
Paulina siempre le había parecido tranquila
y suave, incluso algo tímida... Pero él creía que eso era solo la apariencia de
Paulina, que en realidad ella era muy calculadora, de lo contrario, en aquel
entonces no habría hecho algo tan despreciable para conseguir a Armando.
Pero después, aún pretendía ser inocente,
negándose a admitir su culpabilidad en aquel asunto.
Castulo no dijo nada, solo la miraba.
No quería juzgar a Paulina.
Tampoco se dignaba a hacerlo.
Sin embargo, la manera en que Paulina le
habló hoy era diferente a como lo hacía en el pasado. Como si hubiera dejado
caer su máscara y sin ganas de seguir fingiendo.
Pero tampoco parecía ser así del todo.
La mirada de Paulina era fría, aguda y
clara, pero también había un toque de sarcasmo, como si se burlara de él por
creer que la había descubierto y colocándose en un pedestal moral para juzgarla
sin conocer toda la historia.
Paulina no le importaba lo que Castulo
pensara, retiró su mirada y se marchó.
Claudia había alquilado un apartamento
cerca de la escuela para Marco y Paulina lo llevó de vuelta cerca de la
escuela, ya eran las once de la noche.
Marco aún estaba creciendo y aunque había
cenado, ya tenía hambre de nuevo.
"Cuñada, el lugar de comidas de allá
es bastante bueno, te invito a comer algo
Paulina tampoco había cenado y quería comer
algo caliente para llenar el estómago, así que aceptó.
Apenas se sentaron, el estómago de Paulina
rugió y Marco se quedó sorprendido y luego reacciono Cuñada, tú... ¿no has
cenado?"
"sí".
Marco se sintió inmediatamente apenado:
"Lo siento, cuñada, es mi culpa..."
"No importa, antes no tenía
hambre".
Marco miró la sonrisa gentil de Paulina y
se sintió un poco avergonzado por dentro.
Realmente pensaba que Paulina era especial.
Era una lástima que su hermano simplemente
no la apreciara...
Crédito a su respectivo autor/ra.
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