Al día siguiente, después de que Gema se recupero completamente de la fiebre, Paulina finalmente regreso a casa y aún no había preparado el vestido para la fiesta de mañana por la noche así que en la tarde, Paulina salió y fue una tienda de vestidos de lujo, donde la gerente y varios empleados estaban ocupados con un vestido con gran detalle. No fue hasta que Paulina se acerco que notaron su presencia.
“Disculpe, señorita, ¿en qué puedo ayudarla?”
“Solo estoy mirando”.
“Por supuesto”.
Aunque Paulina se había casado en la
familia Frias, en esos años, apenas había asistido a pocas fiestas. Después de
todo, Armando y Claudia, si tenían que asistir a eventos formales, no la incluían.
En cuanto a la abuela Frias, se había retirado de la escena publica hace muchos
años y ya no se interesaba por ese mundo.
Paulina no sabia mucho sobre vestidos, pero
gracias a Gema, que trabajaba en moda de alta gama, había desarrollado un buen
sentido estético.
Sin embargo, había tantos vestidos hermosos
en la tienda que era difícil elegir.
Paulina no planeaba ser muy selectiva y
cualquier vestido decente sería suficiente. Mientras pensaba en esto, noto el
vestido que los empleados habían estado arreglando momentos antes.
Se detuvo sorprendida.
Era un vestido semitransparente en color lila con un diseño elegante en
la cintura y combinaba perfectamente con un collar elegante y costoso en el
cuello del maniquí, fusionando a la perfección la elegancia y el lujo.
Sin poder
resistirse, se acercó.
Justo
cuando iba a tocar el vestido para sentir la tela, la gerente la detuvo
bruscamente.
Paulina
frunció el ceño y la gerente rápidamente soltó su mano, “lo siento, señorita,
no fue mi intención. Es solo qué este vestido es una orden personalizada para
un cliente VIP, es único en el mundo y su precio es muy elevado. No podríamos
asumir los costos sí algo le pasa…”
“No se preocupe”.
Paulina se
sintió decepcionada al saber que el vestido ya tenía dueño. Inclusive los
vestidos más caros de la tienda, que iban desde varios miles hasta más de un millón,
parecían simples y sin brillo en comparación con ese vestido.
Finalmente,
Paulina eligió un vestido largo de seda color crema y con bordados.
Mientras
pagaba y el personal empacaba el vestido, escuchó a dos empleadas comentar en
voz baja, “Dicen que el conjunto de collar y vestido vale más de tres millones,
es como llevar una mansión puesta. La gente rica de verdad sabe cómo vivir”.
“Tienes razón
y probablemente esa persona solo lo use una vez…”
Tres millones…
Paulina
sacudió la cabeza y se fue.
Al regresar
a casa, Gema la llamó para invitarla a una cena al día siguiente.
Al saber qué
Paulina asistiría a un banquete, Gema llegó decidida a encargarse personalmente
del estilo de Paulina.
Con el buen
ojo de Paulina para elegir el vestido y el maquillaje cuidadosamente aplicado
por Gema, resaltaron perfectamente la elegancia y la belleza natural de Paulina.
Cuando
Jaime llegó a buscarla esa noche, quedó impresionado por leernos por la hermosa
por lo hermosa que estaba Paulina.
“Estás
hermosa, todo te queda perfecto.”
“Gracias”.
Una vez en
el auto, Jaime dijo: “Entonces, ¿regresas oficialmente al trabajo mañana?”
“Sí”.
“Perfecto,
Mercedez...”, recordando que ella no sabía quién era Mercedez, continuó, “… la
genio de los adquirimos algoritmos de la que te hablé la última vez. También
comienza a trabajar mañana. Será una buena oportunidad para presentarla…”
Crédito a su respectivo autor/ra.
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